La hepatitis A es una enfermedad del hígado que se propaga fácilmente de una persona a otra (altamente contagiosa). Es causada por el virus de la hepatitis A.
La hepatitis produce enrojecimiento e hinchazón (inflamación) del hígado que a veces causa daño a largo plazo. La hepatitis A es un tipo de hepatitis.
En la mayoría de los casos, la hepatitis A no causa una infección crónica o de larga duración. Pero puede tomarle tiempo reponerse por completo. Puede que esté enfermo por algunas semanas, pero puede tomarle hasta seis meses recuperarse por completo.
En algunos casos, la hepatitis A puede causar daño grave en el hígado.
La hepatitis A suele propagarse cuando el virus entra por la boca. Esto sucede si usted tiene contacto con objetos, alimentos o bebidas que están contaminados por las heces de una persona infectada.
Puede suceder mediante el contacto de una persona con otra, por ejemplo:
Si una persona infectada no se lava bien las manos después de ir al sanitario y toca otros objetos o alimentos
Si el padre, madre o cuidador no se lava bien las manos después de cambiar los pañales o limpiar la materia fecal de alguien que tiene la infección
Si tiene relaciones sexuales con alguien que tiene la infección
También puede sucederle si:
Consume comida preparada por alguien que tocó heces infectadas
Bebe agua contaminada por heces infectadas (un problema en los países en desarrollo)
En casos raros, el virus también puede propagarse por contaminación con la sangre y otros líquidos corporales (infección que se transmite por la sangre).
En la mayoría de los casos, un contacto normal en la escuela o el trabajo no hará que se propague el virus.
Puede que corra alto riesgo de tener hepatitis A si viaja a lugares en los que el virus es común. Esos lugares son por ejemplo:
África
Asia (excepto Japón)
La cuenca del Mediterráneo
Europa Oriental
Medio Oriente
Centro y Sudamérica
México
Partes del Caribe
Su riesgo también puede ser alto si:
Usted vive o se muda a un lugar de Estados Unidos o de otro país en el que haya habido al menos un brote registrado con muchos casos de hepatitis A en los últimos cinco años.
Está en las fuerzas armadas.
Tiene sexo no seguro.
Usa drogas ilegales en forma intravenosa (IV).
Tiene algún trastorno de la sangre, como la hemofilia, y necesita tratamientos para la sangre.
Trabaja en un centro de atención diurna o guardería.
Trabaja en un hogar para ancianos, una prisión u otro tipo de centro de cuidados.
Trabaja en un laboratorio que manipula virus vivos de la hepatitis A.
Manipula monos o simios (primates) que puedan tener el virus de la hepatitis A.
Se dice en ocasiones que la hepatitis A es una enfermedad de los viajeros. Es una enfermedad muy común en las personas que viajan. Pero también puede infectarse con la hepatitis A en Estados Unidos. Hay algunos casos de personas que han contraído el virus en Estados Unidos sin tener ningún factor de riesgo.
Los síntomas de la hepatitis A suelen parecerse a los síntomas de la gripe. Los síntomas de cada persona pueden variar, y pueden incluir lo siguiente:
Fiebre
Escalofríos
Dolor en las articulaciones
Cansancio extremo (fatiga)
Sensación general de debilidad
Falta de apetito
Malestar estomacal o náuseas
Vómito
Dolor abdominal
Orina oscura
Heces de color arcilloso
Piel y ojos amarillentos (ictericia)
Diarrea
Algunos adultos no tienen síntomas. La mayoría de los niños no tienen síntomas, especialmente los niños menores de seis años.
Los síntomas de la hepatitis A pueden parecerse a los de otros problemas de salud. Siempre consulte a su proveedor de atención médica para estar seguro.
Su proveedor de atención médica le hará un examen físico y le preguntará sobre sus antecedentes de salud.
Se necesita un análisis de sangre llamado IgM anti VHA para estar seguro de que usted tiene hepatitis A. Este análisis busca si usted tiene en su sangre células que combatan la infección (anticuerpos) causada por el virus de la hepatitis A. Si estos anticuerpos están presentes en su sangre, eso significa que usted ha tenido una infección.
Su proveedor de atención médica diseñará un plan de cuidados para usted según:
Su edad, su estado general de salud y su historia clínica
La gravedad de su caso
Qué tan bien maneja ciertos medicamentos, tratamientos o terapias
Si se espera que su afección empeore
Lo que a usted le gustaría hacer
La mayoría de la gente con hepatitis A mejora sin atención médica. En algunos casos podría ser necesario que haga reposo en la cama y tome algunos medicamentos.
En casos raros, la hepatitis A puede causar insuficiencia hepática.
Para ayudar a evitar que la hepatitis A se propague, es importante que tenga buenos hábitos de salud personal (higiene) y que evite todo comportamiento de riesgo. Lávese las manos con frecuencia después de usar el sanitario, cambiar un pañal o preparar la comida.
Además, hay dos inyecciones que pueden ayudarle a protegerse contra la hepatitis A:
Inyección de inmunoglobulina. Esta inyección es una mezcla de anticuerpos o células que combaten la infección. Puede aplicarse la inyección antes de exponerse al virus; por ejemplo, antes de viajar. También puede aplicarse la inyección pronto después de haberse expuesto al virus.
Vacuna contra la Hepatitis A. Esta vacuna está hecha con el virus de la hepatitis A entero y muerto. No contiene un virus vivo, por lo que no contraerá hepatitis al aplicarse la vacuna. Esta vacuna ayuda en el funcionamiento de su sistema inmunitario, que es el sistema natural de su cuerpo para combatir las infecciones. Después de haberse aplicado la vacuna, su cuerpo generará anticuerpos que lo protegerán contra el virus.
La vacuna de la hepatitis A está recomendada para cualquier persona que la desee. Esta vacuna es muy importante para la gente que está en riesgo de tener una infección; por ejemplo:
Las personas que viajan hacia países con índices de hepatitis A entre medios y altos, o que trabajan allí
Todos los niños de 1 año
Los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres
Las personas que usan drogas ilegales
Las personas cuyos trabajos las ponen en riesgo de tener la enfermedad
Las personas con enfermedad del hígado de larga duración (crónica)
Las personas con trastornos de la sangre (trastornos del factor de coagulación), como la hemofilia
Los síntomas de la hepatitis A pueden durar desde algunas semanas a varios meses. Siga el consejo de su proveedor de atención médica sobre cómo tratar y manejar la hepatitis A.
Si tiene hepatitis A, es muy importante que:
Lleve una dieta saludable.
Descanse mucho.
Tome todos los medicamentos que le haya recomendado su proveedor de atención médica.
No beba alcohol.
Llame a su proveedor de atención médica si sus síntomas no se van tan pronto como se esperaba. También llame si sus síntomas desaparecen y luego regresan.
En la mayoría de los casos, no causa una infección crónica o de larga duración.
En algunos casos, puede causar daño grave en el hígado.
La hepatitis A suele propagarse si usted tiene contacto con objetos, alimentos o bebidas que están contaminados por las heces de una persona infectada.
Los síntomas de la hepatitis A pueden parecerse a los síntomas de la gripe.
Algunos adultos no tienen síntomas. La mayoría de los niños no tiene síntomas.
Se necesita un análisis de sangre llamado IgM anti VHA para confirmar si usted tiene hepatitis A.
Puede correr alto riesgo si viaja a lugares en los que el virus es común.
Otros factores de riesgo incluyen usar drogas ilegales, tener sexo no seguro y trabajar en un centro de atención diurna o guardería, u hogar para ancianos.
La mayoría de las personas se recuperan sin atención médica.
Puede ayudar a prevenir esta enfermedad si se aplica una inyección de inmunoglobulina o la vacuna contra la hepatitis A.
Todos los niños de un año de edad deberían aplicarse la vacuna contra la hepatitis A.
Consejos para ayudarle a aprovechar al máximo una visita a su proveedor de atención médica:
Antes de su visita, escriba las preguntas que quiere hacerle.
Lleve a alguien con usted para que le ayude a hacer las preguntas y para que recuerde lo que el proveedor le dice.
En la consulta, anote los nombres de los nuevos medicamentos, tratamientos o pruebas y análisis, y toda nueva instrucción que su proveedor le dé.
Si tiene una cita de control, anote la fecha, la hora y el propósito de esa visita.
Averigüe cómo comunicarse con su proveedor si tiene preguntas.