El enjuague bucal puede ser útil si se incorpora a la rutina diaria del cepillado y del uso del hilo dental. La situación de cada persona es única. Por lo tanto, pregunte al dentista si aconseja el enjuague bucal y qué tipo debería usar.
El enjuague bucal tiene los siguientes beneficios:
Limpia entre dientes
Reduce la placa
Retrasa la formación de sarro
Previene la gingivitis y las caries
Elimina el mal aliento
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) clasifica al enjuague bucal como cosmético o terapéutico o como una combinación de los dos.
Enjuagues cosméticos
Se venden como productos de venta libre
Eliminan las partículas en la boca antes del cepillado o después de este
Ocultan temporalmente el mal aliento
No disminuyen el riesgo de tener enfermedad de las encías o caries
Enjuagues terapéuticos
Pueden venderse como productos con receta o de venta libre
Se usan ingredientes activos para matar las bacterias y reducir la placa, el mal aliento, las caries y la gingivitis. Estos ingredientes activos pueden incluir, entre otros, fluoruro, peróxido, aceites esenciales, clorhexidina y cloruro de cetilpiridinio. No olvide leer las etiquetas en los productos de enjuague bucal para conocer qué ingrediente activo contiene y qué beneficios aporta.
Los enjuagues de cualquier tipo no deben reemplazar a los exámenes dentales de rutina y a los cuidados atentos en el hogar.
Algunos enjuagues bucales contienen niveles altos de alcohol. Es posible que sienta ardor en las mejillas, la lengua y las encías. O si se traga o se usa en exceso, pueden causar intoxicación. En niños, incluso pequeñas dosis de enjuagues de venta libre podrían ocasionar la muerte.
El enjuague bucal no se recomienda para niños menores de 6 años. Esto se debe a que podrían tragar el enjuague por accidente. Y eso podría causar náuseas, vómitos o intoxicación.
Si le recetaron un enjuague bucal, úselo según las indicaciones del proveedor de atención médica.
Algunos síntomas pueden significar que tiene un problema dental que no se soluciona con enjuague bucal. Comuníquese con el dentista si tiene alguno de los siguientes síntomas:
Mal aliento que no desaparece
Encías irritadas o sangrantes
Dolor
Dificultad para masticar o tragar
Dientes flojos o sensibilidad en los dientes
Manchas blancas o rojas en la boca
Una llaga en la boca que no desaparece