La glomerulonefritis ocurre cuando los filtros de los riñones (glomérulos) se inflaman y forman tejido cicatricial. Poco a poco, los riñones pierden la capacidad de eliminar los desechos y el exceso de líquido de la sangre para producir orina.
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La glomerulonefritis puede deberse a lo siguiente:
Toxinas o medicamentos
Infecciones virales, como VIH, hepatitis B y hepatitis C
Nefropatía por IgA o enfermedad de Berger
Inflamación de los riñones asociada al lupus
Infecciones bacterianas que producen comúnmente infecciones de la garganta y la piel, como aquellas causadas por estreptococos o estafilococos
Los riñones pueden dañarse seriamente antes de que se presenten síntomas. Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
Agotamiento físico
Presión arterial alta (hipertensión)
Hinchazón de la cara, las manos los pies y el abdomen
Sangre y proteínas en la orina (hematuria y proteinuria)
Menor cantidad de orina
Náuseas y vómitos
Fiebre
Síntomas similares a los de la gripe
Estos síntomas pueden ser parecidos a otros problemas de salud. Consulte siempre con su proveedor de atención médica para obtener un diagnóstico.
El proveedor de atención médica revisará sus antecedentes médicos y le hará una exploración física. Es posible que necesite otras pruebas, como las siguientes:
Análisis de orina. Se revisa la orina para determinar si contiene glóbulos rojos o blancos, infección o demasiada proteína.
Análisis de sangre. Sirven para medir los niveles de desechos a fin de determinar si los riñones filtran correctamente.
Ecografía de los riñones. Se usan ondas de sonido de alta frecuencia y una computadora para crear imágenes de los vasos sanguíneos, de los tejidos y de los órganos. Permite ver si los riñones tienen una forma o tamaño anormales. Las ecografías sirven para ver los órganos mientras están en funcionamiento y para verificar el flujo sanguíneo a través de los vasos.
Biopsia renal. En esta prueba, se extirpan muestras de tejido del riñón para observarlas con un microscopio.
El tratamiento dependerá de los síntomas, de la edad y del estado general de salud. También, de la gravedad de la afección y de la causa subyacente. En algunos casos, la glomerulonefritis mejora por sí sola.
Pero si la enfermedad continúa, es posible que tenga insuficiencia renal, que no tiene cura. El tratamiento se centra en retrasar el avance de la enfermedad y prevenir que haya complicaciones. Puede incluir lo que se detalla a continuación:
Medicamentos para la presión arterial, como los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), que protegen el flujo sanguíneo que ingresa a los riñones
Corticoesteroides, para disminuir la inflamación que produce tejido cicatricial
Diuréticos (pastillas para la retención de líquidos), para eliminar el exceso de líquido del cuerpo a través de la producción de mayor cantidad de orina
Cambios en la dieta, entre ellos comer menos cantidad de proteínas, sodio y potasio
Diálisis, para eliminar los desechos y el líquido de la sangre cuando los riñones han dejado de funcionar
Trasplante de riñón, para sustituir el riñón enfermo por uno sano de un donante
Aun con el tratamiento adecuado, pueden presentarse complicaciones. La función renal puede disminuir hasta producirse insuficiencia renal. Si esto sucede, es posible que necesite diálisis o un trasplante de riñón.
Avísele a su proveedor de atención médica si los síntomas empeoran o tiene síntomas nuevos.
La glomerulonefritis es la inflamación y el daño en la parte de los riñones encargada de filtrar (glomérulos). Puede aparecer rápidamente o a lo largo de un período prolongado. Las toxinas, los desechos metabólicos y el exceso de líquidos no se filtran correctamente para ser eliminados con la orina, sino que se acumulan en el cuerpo, lo cual provoca hinchazón y agotamiento físico.
Esta afección puede avanzar hasta el punto en el que se necesite diálisis para purificar la sangre y eliminar el exceso de líquidos y las toxinas.
Es posible que se necesite un trasplante de riñón si se produce enfermedad renal terminal o insuficiencia renal.
Consejos para ayudarlo a aprovechar al máximo la visita con su proveedor de atención médica:
Tenga en claro la razón de la visita médica y qué quiere que suceda.
Antes de la visita, anote las preguntas que quiere hacer.
Lleve a un acompañante para que lo ayude a formular las preguntas y a recordar qué le dice su proveedor.
En la visita, anote el nombre de los nuevos diagnósticos y de todo nuevo medicamento, tratamiento o prueba. También anote las instrucciones que el proveedor le indique.
Sepa por qué se receta un tratamiento o un medicamento, y cómo lo ayudará. Conozca los efectos secundarios.
Pregunte si su afección se puede tratar de otra forma.
Sepa por qué se recomienda una prueba o un procedimiento y qué podrían significar los resultados.
Sepa qué esperar si no toma el medicamento o no se realiza la prueba o el procedimiento.
Si tiene una visita de control, anote la fecha, la hora y el objetivo de esta.
Sepa cómo comunicarse con su proveedor si tiene preguntas.