Prestar mucha atención al aspecto físico, a los cambios de comportamiento y a las quejas de su hijo puede ayudar a detectar y tratar rápidamente los trastornos de la vista. Los padres, los abuelos o los cuidadores suelen ser los primeros en notar los problemas.
A continuación, se incluyen los síntomas de los posibles problemas de la vista. Sin embargo, los síntomas pueden variar. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
Visión borrosa o doble.
Ojos bizcos.
Ojos que se desvían hacia adentro o hacia afuera y no enfocan.
Ojos rojos o hinchados.
Ojos sensibles a la luz.
Ojos que parecen sobresalir.
Secreción o exceso de lágrimas que brotan de los ojos.
Entrecerrar los ojos.
El niño se frota mucho los ojos.
Ver un reflejo blanco en el ojo o los ojos de su hijo en una fotografía.
El niño tiene dificultades para leer o sostiene el material de lectura cerca de la cara.
El niño inclina la cabeza para ver.
El niño tiene dificultades para hacer las tareas de cerca o evita hacerlas.
Ojos oscilantes o danzantes.
Ojos demasiado grandes o demasiado pequeños.
Párpado caído.
Dolores de cabeza.
Períodos cortos de concentración.
Los síntomas de los problemas de la vista pueden parecerse a los de otras afecciones. Consulte siempre con el proveedor de atención médica de su hijo para obtener un diagnóstico.