Las terapias sistémicas son medicamentos que recorren todo el cuerpo para destruir las células cancerosas o retardar su crecimiento. Pueden administrarse directo en la sangre (por vía intravenosa), en forma de inyección o en pastillas que se toman en casa.
Hay tres terapias sistémicas principales para tratar el cáncer de hígado:
En la quimioterapia ("quimio"), se usan medicamentos fuertes para destruir las células cancerosas. Los medicamentos atacan y destruyen células que crecen rápidamente, como las células cancerosas. Pero algunas células normales también crecen rápido. Por lo tanto, con la quimioterapia también se pueden dañar estas células. Esto puede provocar efectos secundarios.
En la terapia dirigida, se usan medicamentos que se dirigen a cambios específicos en las células cancerosas. Se destruyen las células cancerosas o se evita que crezcan. Suelen tener menos efecto en las células normales. Por eso, los efectos secundarios que provoca son diferentes de los de la quimioterapia y menos.
En la inmunoterapia, se usan medicamentos que permiten al sistema inmunitario encontrar y destruir las células cancerosas.
Las terapias sistémicas se hacen con medicamentos que pueden llegar a todas las partes del cuerpo. Principalmente, se usan para tratar casos de cáncer de hígado que no se pueden tratar con cirugía ni con tratamientos localizados. Entre ellos, se encuentran los casos de cáncer que se propagaron a otras partes del cuerpo.
La mayoría de los tipos de cáncer de hígado no son muy sensibles a la quimioterapia, por eso se suele probar primero con la terapia dirigida. Pero puede usarse la quimioterapia si la terapia dirigida o la inmunoterapia ya no están dando resultados.
La terapia dirigida puede ser el primer tratamiento en usarse cuando no es posible hacer una cirugía o cuando el cáncer se propagó a otros órganos.
En algunos casos, la inmunoterapia es el primer tratamiento.
En ocasiones, pueden administrarle la terapia dirigida y la inmunoterapia juntas.
Antes de iniciar el tratamiento, se reunirá con un oncólogo médico. Es un proveedor de atención médica que se especializa en el tratamiento del cáncer con medicamentos. El proveedor hablará con usted sobre las opciones de tratamiento y le explicará lo que puede suceder.
Dependiendo de los medicamentos para la quimioterapia que esté usando, puede recibirlos de una de estas maneras:
Por vía intravenosa. El medicamento va directo a la sangre a través de un tubo pequeño (llamado catéter) que se introduce en una vena. El medicamento puede dejarse gotear lentamente durante varias horas. O se puede administrar rápido en unos minutos.
Pastillas. Algunos medicamentos para la quimioterapia se toman como pastillas que debe tragar.
A veces, se administran dos o más medicamentos para la quimioterapia al mismo tiempo. La quimioterapia suele administrarse como tratamiento ambulatorio. Esto significa que se administra en una clínica, en el consultorio de un proveedor de atención médica o en un hospital. Puede irse a casa después del tratamiento. Con menos frecuencia, quizá deba quedarse en el hospital durante el tratamiento. El proveedor de atención médica prestará atención a las reacciones durante los tratamientos.
Los tratamientos de quimioterapia pueden durar un tiempo. Por lo tanto, es conveniente que lleve algo que lo reconforte, como música para escuchar. También puede llevar algo para entretenerse, como un libro o un dispositivo móvil.
Para reducir el daño a las células sanas y darles la oportunidad de recuperarse, la quimioterapia se administra en ciclos. Cada ciclo consta de uno o más días de tratamiento, seguidos de un tiempo de descanso. Los ciclos suelen durar 3 o 4 semanas. El proveedor de atención médica analizará con usted el cronograma de quimio.
Algunos medicamentos de la terapia dirigida para el cáncer de hígado son pastillas que se toman en casa. Otros medicamentos de terapia dirigida, como el bevacizumab y el ramucirumab, se administran por vía intravenosa. Son medicamentos potentes que a veces tienen efectos secundarios graves.
Estos medicamentos son líquidos que se introducen en la sangre por vía intravenosa. Se administran una vez cada varias semanas. La inmunoterapia se hace en el consultorio del proveedor de atención médica o en una clínica de infusión.
Estos son algunos de los medicamentos de quimioterapia que se usan para tratar el cáncer de hígado:
Capecitabina
Cisplatino
Doxorrubicina
5-fluorouracilo (5-FU)
Gemcitabina
Oxaliplatino
Leucovorina
Mitoxantrona
Los medicamentos dirigidos son los principales en el tratamiento del cáncer de hígado. Los que más se usan son el sorafenib y el lenvatinib. Otros que se podrían usar incluyen los siguientes:
Regorafenib
Cabozantinib
Bevacizumab
Ramucirumab
Entre los medicamentos de inmunoterapia que podrían usarse para algunas personas con cáncer de hígado, se incluyen los siguientes:
Atezolizumab
Pembrolizumab
Nivolumab
Ipilimumab
Durvalumab
Tremelimumab
Los efectos secundarios de estos medicamentos son diferentes en cada persona. Varían según los medicamentos que reciba. A continuación, se muestra una lista de algunos de los efectos secundarios más comunes de estos tratamientos. Además, todos los tratamientos pueden causar efectos secundarios menos frecuentes pero graves. Pregúntele al proveedor de atención médica qué efectos secundarios podría presentar y a qué debe prestar atención.
Muchos de los efectos secundarios del tratamiento se pueden tratar para que no empeoren. Tal vez hasta haya cosas que usted pueda hacer para prevenir algunos de ellos. La mayoría de los efectos secundarios desaparecen poco después de que finaliza el tratamiento.
Caída del cabello
Náuseas y vómitos
Llagas en la boca
Diarrea
Pérdida del apetito
Cambios en el gusto de los alimentos
Recuento bajo de glóbulos rojos
Los recuentos bajos de glóbulos blancos suponen un mayor riesgo de infección.
Los recuentos bajos de glóbulos rojos pueden causar cansancio extremo (fatiga).
Los recuentos bajos de plaquetas pueden provocar moretones y sangrado con facilidad.
Cansancio (fatiga)
Presión arterial alta
Erupciones en la piel
Pérdida de peso
Enrojecimiento de la piel o ampollas en las manos o en los pies (eritrodisestesia palmoplantar)
Fiebre
Tos
Picazón
Diarrea o estreñimiento
Dolor muscular, en las articulaciones o ambos
Es importante saber qué medicamentos usa. Anote los nombres de sus medicamentos. Pregunte al equipo de atención médica cómo actúa cada uno y qué efectos secundarios podrían causar.
Hable con los proveedores de atención médica sobre los síntomas a los que debe estar atento y cuándo debe llamar. Por ejemplo, la terapia dirigida puede provocar cambios en la piel que causan más propensión a contraer infecciones. Asegúrese de saber a qué teléfono llamar si tiene preguntas. ¿Hay una línea telefónica diferente para llamar durante la noche, los días festivos y los fines de semana?
Puede ser útil llevar un registro de sus efectos secundarios. Tener una lista por escrito hará que le resulte más fácil recordar las preguntas cuando concurra a las citas. También les facilitará a usted y a su equipo de atención médica colaborar en el armado de un plan para controlar los efectos secundarios.